El parto humanizado procura rescatar los beneficios del nacimiento natural y fisiológico que son muchos.
Es muy común perder el sentido común entre las diferencias de una cesárea programada o electiva contra intentar o conseguir un parto natural y si este es parto humanizado mucho mejor.
Tan solo la mortalidad materna es 4 a 6 veces mayor en la cesárea que en el parto. La espera y vivencia de todos los cambios hormonales que se dan durante el trabajo de parto impactan de manera positiva en toda diada madre-bebe y de aquí la importancia de esperar e intentarlo de manera espontánea y sin acelerar.
El parto natural o fisiológico entonces es aquel que se da sin medicamentos o solo con los indispensables y justificadamente indicados para lograr el nacimiento vía vaginal.
¿En qué momento se convierte un parto fisiológico o natural en parto humanizado?
En aquel momento que el trato a la mujer fue gentil, cálido y con base a los derechos humanos elementales. En el momento que se trata a la mujer y su pareja con dignidad, como personas con emociones, miedos y necesidades.
En el momento que los profesionales nos dejamos de sentir superiores o con la verdad absoluta y tratamos a los demás con respeto, consideración, buena educación y empatía.
Cuando los profesionales de la medicina empezamos a tratar a las mujeres embarazadas como ciudadanos con nuestros mismos derechos a la salud, a la equidad y al respeto mutuo, entonces estamos ante el verdadero parto humanizado.
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